ELECCIONES HUNGRÍA
¿Qué tal? ¿cómo estás?¿Bien?¿Vos estás bien?¿cómo andan por ahí? Mejor así, mejor así. Vamos, todavía. Hubo elecciones en Hungría, país fascinante, si los hay, que fue parte de un imperio el imperio austrohúngaro. Hoy es una república chica, con algunas riquezas y algunas industrias muy interesantes, pero muy ligada a la suerte de haberse enganchado, en el final, pero haberse enganchado a la Unión Europea. Hubo elecciones y ganó el actual canciller o primer ministro, como lo quiera llamar usted, Víctor Orbank, del Partido de los Jóvenes Dermócratas.
Un triunfo espectacular. Los dos partidos subsiguientes…hubo una diferencia abrumante a favor de él y este triunfo tuvo un costado que es complicado. Suben al nuevo congreso, al nuevo parlamento, la ultraderecha con 47 bancas, pero ultraderecha, ultraderecha, que nos sirven para que pensemos dos cosas en el final de este pequeño comentario internacional sobre Hungría.
Buena la elección. Buena que se gane bien, holgadamente, en forma democrática. Hasta ahí todo digno de ser comentado, mensurado. ¿Malo qué? Estas 47 bancas de la ultraderecha y la expansión de la ultraderecha con las peores tendencias xenófabas, represivas, recriminatoria, acusadora de que el otro siempre tiene la culpa de mis males y si yo, si yo no hubiera permitido su entrada en mi lugar, la pasaría fantástico, ellos son los culpables, nosotros no.
Ver banderas nazis en Estados Unidos ondeando en auténticas multitudes, causa escalofríos. Dije Estados Unidos, pero pasa en Estados Unidos, pasa en Inglaterra, pasa en Francia, pasa en Italia, en la Liga del Norte, pasa en Hungría, etc. Y el canciller tiene que negociar, segundo dato que quiero que le quede claro, nuevamente una ayuda, porque la que recibió hace apenas dos años, dos años y medio, no le alcanza, y pide 20.000 millones de euros.
A la deuda, deuda. ¿Se la darán?¿Lo ayudarán? Si tardaron lo que tardaron con Grecia, ¿Con Hungría cuánto van a tardar? ¿O lo harán sencillamente para no hundirse imponiendo la palabra mágica: ¿Ajuste? Ajuste tras ajuste. Piénselo. Me temo lo último, lamentablemente.