LAS GUERRAS SIN FIN
¿Qué tal? ¿Cómo está usted ¿Cómo estás vos? ¿Bien? El comentario del día de hoy se llama LAS GUERRAS SIN FIN. Sí, sin fin. No acaban nunca. En este momento, la potencia más grande del mundo, tiene un producto bruto interno, según el último calculo que hicieron los servicios secretos rusos era de 13 billones 100.000 millones de dólares, y que según los dos premios nobel más menos ortodoxos, ya estaría superando los 15 billones de dólares, como ellos que dicen “billion” que son mil millones, sino 15 billones de dólares. Esta gente inició dos guerras santas. Una contra Afganistán y otra contra Irak. Vamos a simplificar hoy y quiero que le quede claro un solo concepto: en ninguno de los dos entendió a qué iba a combatir. En ninguno de los dos entendió quién estaba enfrente. En ninguno de los dos jamás entendió qué significaba la guerra para la inmensa nación musulmana. En ninguno de los dos entendió que la nación Irak era árabe-musulmana, y que la otra era una nación que no tiene nada que ver con lo árabe, sí con lo musulmán. Nunca, jamás, entendió la diferencia entre un shiíta y un sunita. Total ¿A quién le importan esas imbecilidades de primitivos idiotas? Jamás le importó entender que la frontera entre Pakistán y Afganistán era una frontera lábil, una frontera “flan Ravanna”, por donde podían entrar, como hicieron entrar ellos, armas, equipos, bagajes, tecnología, cuando combatían contra Unión Soviética, y ahora entran armas, equipos, bagajes y tecnología, para combatirlos a ellos.
En ningún momento encontraron la inmensa diferencia entre tener mandato de las Naciones Unidas para entrar en algún lugar, a no tenerlo y mandarse por la propia. En ningún momento entendieron que Paul Krugman y Stiglitz les explicaron que la guerra cada día costaba más, porque no eran sólo los gastos militares, porque se iba a ganar en tres meses, y los meses se convirtieron en un año, y el año en más años, sino que a la guerra hay que sumarle los costos en heridos, en gente con problemas psicológicos y psiquiátricos gravísimos, y en la incorporación a la vuelta del combate, de nuevas drogas por la tropa que va, para soportar la tensión, la angustia y el miedo, porque creen que esa es la salida.
Todo eso no lo midió Estados Unidos, y anticipándose, pero no se lo cuento hoy: esto es lo que quiere hacer en Libia. “Cosas veredes, Sancho, que non creyéredes.” Y con amigos así, es preferible no tener enemigos. Si éste es nuestro custodio del mundo, tratemos que nos custodie Alfa Centauris, porque a mal puerto fuimos por agua y a peor por leñas.
