PIÑEIRA
¿Qué tal? ¿Cómo te va? ¿Cómo les va? ¿Bien? Bueno. Me alegro mucho. El otro día el presidente Piñeira recibió a instituciones de derechos humanos. En Chile, en Santiago de Chile, tratando ellas de hacerle ver todas las problemáticas que están como detenidas. Y salieron profundamente decepcionadas de esta reunión, viendo que el presidente no mostraba mucha, más allá de una cierta supuesta buena voluntad, voluntad política seria en avanzar en los temas pendientes que hay en Chile referente a los derechos humanos, después de la larga noche de Augusto Pinochet Ugarte. Dictadura sangrienta, dictadura virulenta, manejada por los servicios secretos norteamericanos, concretamente la CIA, y con el apoyo externo de otros factores de poder como por ejemplo la banca internacional, el grupo ITT, etcétera.
Pero la noticia viene también a que Sebastián Piñeira está en problemas, ya que su imagen es la peor de un presidente democrático desde que se restauró la democracia. Es decir, es la más baja. Por izquierda y por derecha es cruzado por un fuego, que la izquierda lo tilda de demasiado derechista, y la derecha lo tilda de demasiado tibio, que le falta coraje para ir encima de lo que la Concertación, el pacto entre la Democracia Cristiana y el Partido Socialista gobernaran desde la reapertura democrática hasta la presidencia de Michelle Bachelet hasta el triunfo de Piñeira. Es muy temprano para decir que esto se va a mantener en el tiempo. Piñeira tiene pocos meses de presidente, pero su imagen no levanta cabeza, hay muchos problemas en el pacto que lo sostiene, hay mucha gente que está a la derecha de él, hay gente que está en el centro con él, y hay gente que está, entre comillas “a la izquierda” de él, o más en el centro que él. Y en eso y en su falta de liderazgo en momentos muy especiales, la gente está como decepcionada de su supuesto cambio de imagen, de sus supuesto liderazgo novedoso, innovador, que podía generar expectativas distintas para Chile y para el pueblo chileno.
Para colmo se suma el mazazo de los terremotos, porque en realidad no fue uno, fueron varios que asolaron Chile, y esto da como caldo de cultivo esta caída de la imagen de Piñeira. ¿Perdurará? No lo sabemos. Todavía tiene muchísimo tiempo para remontar. Ojalá lo logre, no por su bien, si no por el bien de todo el pueblo chileno.
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